¿Hasta que punto llegar?

Y si nos paramos a pensar, nos daremos cuenta que la mayoría de los problemas nos los buscamos nosotros mismos, que en realidad nadie nos ayudó a encontrarlos y que todo es muy absurdo.
Nos sentimos necesitados por mero capricho, cuando lo tenemos todo somos auto-suficientes las personas más completas del mundo que no necesitan nada ni nadie a su al rededor, desperdiciamos todo lo que tenemos pues la codicia de más nos puede, ya que creemos que merecemos lo mejor cuando somo seres bobos.
Carecemos de un razonamiento lógico cuando es necesario.

¿Qué más pues?

Puesto que nunca me atrevo a decirle no más de aquí, puesto que huyo siempre, puesto que no doy más de mi, puesto que soy así.
Me quedo conmigo misma, no tengo paz mental, cosa indispensable, me conformaré con la mera tranquilidad de poder mirar a mi al rededor.

Desvariar.

Creo que tengo alucinaciones, o una imaginación demasiado buena.
Pues que creo que todo podría ser perfecto.

Vuelta atrás.

Pretendo olvidarme de lo que corrompe a mi ser, lo que me hace sentir estúpida, no me hace bien pienso.
Como no sé que esperar y sé que no será lo ansiado mejor empiezo ya hacer como que todo esto era una estúpida broma que me ha hecho mi propia mente, pensaré que lo único que quería era reírse de mi un rato un mero entretenimiento

Que no lo hizo con maldad, tan solo era un juego al que yo no ser jugar porque me pierdo, me pierdo tanto que no encuentro la salida y me cuesta ver la luz, ya no me deslumbra, ahora me ciega la oscuridad.

Me quedo pequeña de esta manera, cuando yo solía resaltar, ya no quiero más hipótesis, solo te hacen pensar y eso no es bueno. 

-

¿Por qué siento esto?
No lo entiendo, es nuevo para mi, es una sensación extraña me entristece, resulta ser algo diferente que me hace sentir rara distinta tal vez.

No sé que puedo decir, hacer o como actuar.

Es que me siento tan débil, tan agobiada tan extraña de mi misma.

¿Empezamos por ahí?

-Debilidad.

Pasan de largo.

                     No sé si pensar, que tengo una suerte de perros o que simplemente no tengo suerte.
                         Las victorias nunca pasan por mi lado, necesito acertar aunque sea un rato.

Ofrécete.

Yo no mendigaré, no pediré cosas que por voluntad propia no se me han querido dar, no me serviría de mucho.

El tiempo lo dice todo, espero.

Siempre empiezo con preguntas e interrogantes.
Pues la verdad que no sé muchas respuestas acerca de nada, que puedo decir quizás soy muy joven e inexperta.
No sé que decir, ni que añadir, quiero buscar algo que no sé encontrar o si me corresponde.

¿Por qué?

Mil opciones, y yo siempre me complico.

¡Qué más da!

Dios, necesito una dosis de algo que me haga sentir nueva, lo ansío, ¿por qué no lo tengo?
Tampoco quiero parecer algo desesperada, bueno que coño, lo pareceré.
En fin ..
¿Qué más da?

Buscarla.

Todos necesitan una droga con la que reavivar aquello muerto.

Tranquilidad.

Serán por veces, no sé, ya nos las cuento son demasiadas equivocaciones.
Pero me siento bien, quizás cansada, pero bien, estoy conforme y sé que no corre prisa que el tiempo no se me acaba y si lo hace algo viví que me hizo querer estar así.
Quiero vivir en la conformidad en un lugar tranquilo.

Me equivoqué.

No, de gracias nada.
Un olvidaré todo, porque es lo único que se puede hacer, pero gracias no, desde luego, haces perder el tiempo, excusas, promesas insustanciales, ni dentro de unos años ni nada, yo no pierdo el tiempo.
Porque hay personas que con las que perder el tiempo merece la pena, pero desde luego que con otras no.
Aunque a lo hecho pecho, me arrepiento.

Por un instante.

Pues es que si no me desentiendo de todo.
Si no lo consigo, me doy por vencida y me dejo llevar, que me lleve la corriente que fluya, que todo vaya conforme la marcha.
¿Cómo si no entonces?
Lo intenté por mis medios, es la segunda vez, y a la tercera va la vencida, dentro de un tiempo, volvería a carga.
Lo sé porque tengo mis fuerza, mi voluntad, mi ímpetu, pero una, una sola vez más, y lo dejaré un tiempo.

A mi nunca me pasan estas cosas, que por un instante la tristeza, me inunde.
No, no, no volverá a pasar jamás, no, me niego rotundamente.
Pero aún así gracias por este tiempo.

Según mis momentos.

Nos gusta esa imagen de la perfección absoluta, cuando nosotras estamos llenos de pequeños o grandes errores, somos la imperfección personificada.
Creemos que por enmendar un fallo tenemos el cielo ganado, el resto no importa, tan solo pensamos, llegará el día en que todo acabe, lo haya solucionado todo y sea feliz por completo.
Porque la felicidad, no trata de un bien material, sino mental.
Por actos nos guiamos, y nos guían sin permanecer inmunes a nada, todo nos daña, nos hace achicarnos con el miedo, las pasiones nos hacen grandes, los sentimientos débiles infinidad de cosas.
La vida de lo que realmente trata, es de vivirla, poco a poco o muy rápido, según quien la viva.
Yo prefiero ir a rachas, un día voy muy lenta, pisando suave sin hacer apenas ruido, cuando otro de repente piso todo lo fuerte que puedo pisar lo rompo todo y todos me miran.

No yo.

Vivimos ocultando una realidad, aprendemos a callar para que las bocas menos indicadas puedan hablar, para que nadie sepa ni tenga idea de lo que realmente esta pasando.
Conceptos que no entendemos, porque no queremos asimilarlos, están fuera de nuestra realidad, una imagen distorsionada de lo que realmente es.
Y así todo en secreto, nadie mirará, todos callarán y serás feliz, tu.

Reconocerlo es el primer paso.

Soy una muy mala aprendiz, una muy buena oyente, hipócrita no sé si por defecto.
¿Quién se ofrece a juzgarme?
Yo misma se como soy, un gran paso.
¿Podemos decir lo mismo de muchos?

Con las ganas.

Una más de cientos.
Jugamos a ser humanos, perdí.
No aprendí a ganar.

La mujer perfecta.

Que mujer más fuerte que aquella que intenta superarlo todo, que desde que nació en 1965.
Es un referente de fuerza, voluntad y perseverancia.
La más guapa, la más bonita, la mujer ideal, tiene sus defectos su palabra tiene que ser la última, es cabezona aunque la mayoría de veces tiene razón, es perfecta en sí que puedo decir.
Eres el bien más preciado que jamás nadie podría tener.
A pesar de tu muy mala suerte en todo, sigues luchando, al pie del cañón.
Gracias por ser así.
Te quiero.

Ni que título poner.

Hace tanto tiempo que no escribo, que ya no sé sobre que hacerlo, perdí práctica.
Será que ya no valgo, quizás mi vida, se haya en una espiral monótona en la cuál lo más emocionante que se haya en su epicentro sea la nada.
No sé ya, es aburrido.
Seguramente seré difícil de complacer, resulta extraño, creía que era una persona bastante simple y no lo soy.
Estoy segura que en el lugar en el que se haye, allí estará o el momento, la circunstancia, la persona o lo tenga que ser para que este bucle sin sentido se desvanezca de una vez por todas.